Descubre los sabores de Perú y Japón que el 'Señor Nikkei' trajo a Hopkins
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Es un viernes por la tarde en K’kinaco Nikkei and Pisco Bar ubicado en downtown Hopkins. El restaurante, reciéntemente inaugurado, está lleno. Familias, parejas y grupos de amigos ríen y hablan sobre todo en español. La música latina y el aroma umami a comida tradicional Nikkei embriagan el ambiente.
Detrás de la barra de sushi en K’Kinaco se encuentra el Chef Enrique Salazar, conocido en su comunidad como el “Señor Nikkei”. Con mucho orgullo, porta un mandil negro con la bandera peruana en su hombro y se asegura de que cada roll, platillo y bebida tengan la una buena presentación y sepan aún mejor.
Nacido en Perú, Salazar fue criado en una familia con amor por la comida. Su padre, chino de tercera generación, amaba preparar comida tradicional para su familia. Su madre estudió repostería comercial y solía preparar postres típicos peruanos.
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“Conozco casi la mayoría de los postres peruanos, que también vamos a incluir dentro del menú”, dijo Salazar.
Y de hecho, el menú de K’kinaco ofrece dos postres tradicionales: “crema volteada”, un tipo de flan cremoso y “suspiro de Limeña”, un pudín de caramelo al estilo peruano.
Salazar emigró de Perú a los Estados Unidos a inicios de los 2000, en medio de una crisis política y económica en su país. Salazar y otros 30,000 empleados se quedaron sin trabajo. Salazar comenta que al llegar a tierras americanas no pudo seguir trabajando en banca por la barrera del lenguaje. No obstante, conoció a un amigo quien lo ayudó en sus inicios como sushi chef en Minneapolis. A pesar de todo, Salazar aún recuerda lo difíciles que fueron esos primeros años para su familia.
“El proceso de adaptación fue muy duro. Yo vengo de la costa, de un clima templado donde no hay lluvias, donde no cae nieve, entonces los primeros años fueron muy difíciles”, dijo. “Yo conozco muchos estados, he viajado mucho por el país, pero creo que definitivamente Minnesota es el lugar donde me voy a quedar. Yo no cambio a Minnesota por nada”.
Los años pasaron y Salazar aprendió a dominar el arte de la cocina japonesa. Él estaba feliz siendo sushi chef y administrando su emprendimiento de catering, pero siempre soñó con abrir su propio restaurante Nikkei y difundir la comida típica peruana.
“Nikkei” describe a los descendientes de inmigrantes japoneses en el mundo. Muchas personas Nikkei llegaron al Perú en el siglo veinte para trabajar en plantaciones. Las personas Nikkei son uno de los grupos étnicos migratorios más grandes en el Perú y con el paso del tiempo, el término Nikkei se empezó a utilizar para describir sus creaciones culinarias en el país.
Salazar pudo hacer su sueño realidad con la ayuda de dos buenos amigos - Roberto Palma y Charli Mandile. El primero en unirse a la aventura gastronómica fue Roberto Palma, un administrador de empresas peruano.
“El Chef Enrique me comentó su sueño de traer comida peruana y Nikkei al estado de Minnesota hace ocho o diez años atrás”, dijo en inglés. “Nos involucramos al convertir las ideas en realidad. Los tres socios aportamos un súperpoder al proyecto y eso me encanta”.
El último en unirse fue el americano Charli Mandile, el resultó ser la pieza clave que faltaba. Su experiencia en finanzas ayudó a que K’kinaco se volviera realidad.
“Yo los ayudé a entender las oportunidades financieras potenciales para perseguir su sueño y tres semanas después, aparecieron en mi puerta con un plan de negocio”, dijo en inglés. “Ellos ya habían empezado con el plan y me preguntaron si podía ayudarlos a cristalizar su sueño. ¿Cómo podía negarme?”
El nombre K’kinaco se deriva de la cultura peruana y japonesa. Kinaku es una palabra Quechua y Aymara que significa “tesoro” en Perú. Kinako es un producto japonés derivado de la soya. Salazar dice que les gustó que el nombre refleje las tradiciones culturales de ambos países.
Para preparar comida Nikkei se utilizan ingredientes peruanos como el pescado tropical, quinua, ají amarillo, rocoto y hierbas oriundas como el huacatay. Estos ingredientes son moldeados por técnicas de cocina japonesas. Este estilo se está volviendo popular en los Estados Unidos y asimismo, es un estilo que Salazar ha llevado en su corazón por mucho tiempo.
Los fundadores del restaurante dicen que K’kinaco es la primera experiencia Nikkei y Pisco bar en Minnesota. El pisco es un destilado de uva declarado Patrimonio Cultural del Perú desde 1988 y es la base del emblemático cóctel Pisco sour.
“Tengo mas de 27 años aquí en Minnesota y, han habido otros restaurantes -peruanos- pero ya cerraron y ahorita no habían”, dijo Rosario Bretey mientras disfrutaba de una copa de Pisco sour. “Entonces, que estemos aquí comiendo, disfrutando de nuestra comida, es como que estamos en Perú”.
Bretey y otros peruanos miembros de la asociación cultural sin fines de lucro Mi Perú, le dieron un puntaje alto al restaurante.
La propuesta gastronómica de K’kinaco no solo satisface los paladares peruanos y japoneses, también sorprende a personas de otros países como la colombiana Claudia Knutson, quien dice ser fan de un platillo peruano en particular: el lomo saltado. “Este platillo tiene sabor, su textura es espectacular y el Pisco sour es delicioso”, exclamó Knutson.
En sus más de veinte años viviendo en los Estados Unidos, el Chef Salazar decidió adherirse a sus orígenes y abrir un restaurante que le recuerde al país que lo vio crecer.
“El hecho de estar en este país no significa que nosotros tengamos que separarnos o dejar de lado el tema de nuestra cultura”, dijo. “Yo soy un admirador de mi cultura y de mis tradiciones”.
Salazar agrega que está esperando a su primera nieta y dice que le enseñará todo acerca de su herencia cultural.
“Vamos a transmitirle todo lo relacionado a la cultura de sus abuelos”, dijo Salazar. “La única forma de poder mantener nuestras tradiciones es a través de las futuras generaciones.”
Salazar espera que K’kinaco continúe creciendo, y se vuelva un lugar especial donde la comunidad peruana pueda juntarse, disfrutar del estilo de cocina Nikkei y sentirse como en casa.